Es la
pregunta que al parecer nuestra presidenta quiere que nos hagamos, ya que en su
último y flamante discurso en la universidad de Harvard en Estados Unidos le
afirmo a uno de los estudiantes que preguntaba, "no hay ningún cepo al
dólar".
Este
"imaginario" cepo al dólar que nos acompaña desde las últimas
elecciones presidenciales y no solo se ha mantenido, sino que ha ido haciéndose
cada vez más estricto. La medida más actual aprobada hace solo unos días fue la
que restringe la extracción de "adelantos" en dólares en el exterior.
Originalmente el monto máximo de los adelantos en dólares no podían superar los
1.500Dlls aproximadamente y ahora este monto se ha reducido a unos 1000Dlls o
al 10% de límite de compra de la tarjeta (El menor de los valores).
La escusa
de los portavoces oficiales para el cepo al dólar es la
"pesificación" de la economía. Este es un argumento más que válido,
pero se está tratando de una manera equivocada. Si bien es cierto que los
argentinos estamos mal acostumbrados a ahorrar en dólares, no es razón
suficiente para atacar nuestra libertad individual de decidir si queremos
ahorrar en pesos, dólares, yenes o reales.
Una de
las razones por las que no se pueden ahorrar en pesos es la constante
fluctuación del valor de la moneda nacional, provocado por el mismo gobierno
nacional al andar jugando con la máquina de hacer billetes y como consecuencia mantener
la inflación por las nubes.
Con una
inflación que ronda el 20% anual, es suicida ahorrar en pesos. Por esto mismo
con los estrictos controles, la gente busca refugiarse en los clásicos
ladrillos y los que no pueden apuntar tan alto buscan refugiar sus ahorros en
autos o insumos para el hogar tal como LCD y LED que ofrecen en muchos casos
financiación de 50 cuotas sin interés.
Si
sumamos a la inflación, las trabas con las importaciones y el cepo al dólar;
nos encontramos con un coctel bastante complicado. Si bien es cierto que a
muchos no les va a fundir el hecho de no poder comprar dólares o comprar cosas
en el exterior, mina en gran medida nuestras libertades y degrada la calidad de
vida de los que así les gustaba gastar su dinero.
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